Las nuevas tecnologías afectan a muchas profesionales y puestos de trabajo a nivel global. Ante este contexto, Uruguay tiene un desafío importante por delante.

Gallito Luis | EL PAIS

En las próximas décadas el mercado laboral sufrirá un cambio rotundo y la razón principal es el impacto de las nuevas tecnologías. Si bien el mundo debe lidiar con este escenario, los países en vías de desarrollo como Uruguay tienen un desafío mayor. Así lo identificó un estudio de los economistas Lukas Schlogl y Andy Summer, del King’s College de Londres, elaborado para el Centro para el Desarrollo Global —un grupo de expertos en Washingston DC— y que se publicó esta semana en El País.

El mismo sugiere que todavía existe la necesidad de considerar la forma en que los países en vías de desarrollo harán frente al incremento de la automatización, ya que la mayor parte de las estrategias diseñadas hasta el momento para ayudar a los trabajadores desplazados por los robots se idearon para aplicarse en el primer mundo. Pero entonces, ¿qué ocurre en el ámbito local? Dos actores del rubro nos dan su visión al respecto.

Más de la mitad de los puestos de trabajo tal como están concebidos corren un alto riesgo de poder ser reemplazados por la automatización, por lo menos en una parte sustancial de las tareas que lo componen, según analizó el Centro de Economía del IEEM-UM. Por lo tanto, nos guste o no, ya no va a ser necesaria una persona para cumplir con esa tarea. Para avanzar con ello es esencial mejorar la cultura de relacionamiento entre empresarios y trabajadores. Hoy existe un pobre de relacionamiento con énfasis en conflictividad e incomprensión respecto de la otra parte.

Fomentar la confianza entre ambos es vital.

La capacitación laboral es esencial, y en eso el INEFOP viene haciendo un gran esfuerzo para potenciar la reinserción a los trabajadores. También es necesario capacitar a los empresarios, ahí destaco el programa “Progretec” que llevan en conjunto el INEFOP con la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay y que también viene haciendo un gran esfuerzo al respecto.

Ni que hablar que en la educación se juega el partido de fondo.

Es realmente desalentador ver que la mitad de los uruguayos que entran al mercado laboral no está en condiciones de cumplir con tareas que requieran tomar decisiones complejas. Ante un mundo en el que el avance de la tecnología cuestiona al futuro del trabajo, nuestro sistema educativo presenta a uno de cada dos personas con capacidades fácilmente automatizables.

No cabe duda que la robótica va a sustituir muchos puestos de trabajo y esto tendrá repercusiones muy grandes en el empleo. Sufrirán más los más repetitivos, de secuencia y en los que el ser humano no debe agregarle mucha inteligencia ni emociones.
Esto repercutirá, en especial, en los sectores agrícolas y algunos industriales, donde miles de puestos de trabajo se eliminarían o se sustituirían por robots.

En este contexto, el país debe abordar la problemática desde varios ángulos:
a) desarrollar investigación de hacia dónde va la tecnología;
b) definir selectivamente qué debe producir en función de nuestras condiciones y capacidades;
c) crear profesiones y profesionales que se vinculen con ese desarrollo productivo; d) proteger selectivamente algún sector que pueda ser estratégico para el país; e) desarrollar capacidades emprendedoras que permitan encontrar nichos en el mercado que no siempre sirven al sector importador. Hoy Uruguay tiene ciertos potenciales que facilitan el debate y permiten abordar soluciones de corto, mediano y más largo plazo como puede ser el cambio de matriz energética o la negociación colectiva como cultura (tripartismo), entre otras.

Uruguay presenta un significativo know how en materia de desarrollo de la tecnología de la información, que debe seguir profundizando y mejorando.
También creemos que hay un debate político a dar y que la negociación debe abordar en un contexto mundial más amplio, como es la reducción de las jornadas (en toda su amplitud) y la creación de una renta básica universal, que ya algunos países están debatiendo.

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