A pesar de que hoy el término Responsabilidad Social Empresaria está presente en prácticamente toda actividad empresarial, aún cuesta que esta se integre transversalmente en la empresa y más aún, vincular la RSE con la mejora de la competitividad.

Si bien se ha avanzado mucho, a la RSE muchas veces le cuesta ocupar el lugar que debería en la empresa. En los talleres que impartimos en las distintas empresas es común ver que los responsables de algunas de las áreas más críticas de la organización perciben a la RSE como un tema tangencial y ajeno a sus propias actividades.

Hay varios elementos que se deben tener en cuenta al momento de decidir integrar la RSE para que se convierta en algo generador de valor para la empresa.
Como decimos en “El Camino de la RSE”, una propuesta de pasos para integrar la RSE en la empresa, lo primero y fundamental, es contar con el compromiso de la Dirección. Y al hablar de “compromiso” más allá del convencimiento que puede tenerse al más alto nivel, lo importante son los mensajes tanto explícitos como implícitos que desde ese lugar se dan al resto de la organización.

Esto es clave para esa transversalización de la que hablamos pero más aún, es importante para quienes tendrán a su cargo proponer e implementar la RSE en la empresa ya que significa, frente a los demás, un endoso importante que jerarquiza su trabajo.
A partir de ahí, uno de los mayores desafíos es que los gerentes y responsables comprendan de qué estamos hablando cuando decimos “Responsabilidad Social Empresaria”, que esta contribuye a generar valor, que mejora la competitividad y que cada una de las áreas operativas de la empresa, desde su lugar específico, contribuyen a alcanzar los objetivos que se hayan definido en torno a la RSE.

RSE, Gestión Humana y Competitividad

Esta es una de las grandes preguntas y uno de los mayores desafíos que quiénes desde hace muchos años promovemos la RSE debemos enfrentar. La “pregunta del millón” que muchas veces se nos hace es “¿Y qué gana la empresa con esto?”.

Por suerte cada vez hay más estudios que vinculan las prácticas de RSE con mejores resultados.

Uno de los aspectos en que más se ven estos resultados y que permite afirmar que mejora la competitividad, es en lo referido al público interno y por tanto los responsables de Gestión Humana juegan un rol importante.

Cuando desde DERES definimos las áreas en las que se implementan las acciones y programas de RSE, una de ellas es la de “Calidad de Vida y Prácticas Laborales”. Esta área “comprende todas las políticas y prácticas relacionadas con el trabajo que se realiza dentro, por, o en nombre de la organización, incluyendo el trabajo subcontratado así como la promoción de relaciones laborales transparentes basadas en el diálogo y el respeto.

Abarca las políticas de gestión humana que afectan a los trabajadores, tales como compensaciones y beneficios, carrera administrativa, capacitación y desarrollo personal, el ambiente y condiciones en donde trabajan, “salud, seguridad e higiene”, la diversidad, equidad de género y promoción de vida sana entre otros; asimismo incluye temas tales como el balance trabajo-tiempo libre y la preocupación por el trabajador y su familia, etc.”.

Los beneficios que las empresas perciben al implementar buenas prácticas dirigidas a su público interno se manifiestan en una menor rotación, menor ausentismo, mayor fidelización, mejor reputación e imagen entre los trabajadores y mejor clima de trabajo. Todos estos elementos que mejoran la competitividad y son beneficios tangibles, que se constatan y miden a lo largo del tiempo, los vemos reflejados en las encuestas de clima laboral.

Recientemente conversando con el Director de una empresa líder en Uruguay, nos manifestaba que “si bien el tema salarial es importante, este pasó al quinto lugar de importancia respecto a lo que los trabajadores aprecian de trabajar aquí”.
En una época en la cual incorporar trabajadores no es sencillo y mucho menos retenerlos, la RSE se convierte en una herramienta potente y versátil.

¿Qué hacer? ¿Por dónde comenzar?

En nuestro sitio, www.deres.org.uy, se puede acceder a mucha información, entre la que destacamos las prácticas que hemos recogido de nuestro Programa de Reconocimiento a las Mejores Prácticas de RSE: tenemos publicadas más de 130 buenas prácticas desarrolladas por empresas en Uruguay y que están a disposición para ser replicadas o tomadas como ejemplo.

Asimismo, los invitamos a conocer qué implican las cinco áreas de RSE así como cuáles son las etapas recomendadas para transitar en “El camino de la RSE”.

Eduardo Shaw, Director Ejecutivo DERES

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