Tomando de referencia a aquella vieja Oficina de Personal hasta nuestros días, vemos que, han cambiado muchas cosas.
Han cambiado Gobiernos, Sociedades, Instituciones, Empresas, las Personas, sus Valores y sus vínculos interpersonales.
Se han generado nuevos modelos de gestión y comunicación, estrategias de desarrollo y tipos de trabajo.
Estamos presenciando un importante crecimiento Profesional y nuevas especializaciones. Los organigramas se han convertido en estructuras dinámicas que incluyen no sólo un diagrama organizativo sino también descripción de competencias, responsabilidades, funciones, objetivos indicadores y metas.

Recreando la frágil memoria… aún me parece percibir la textura de aquel “cuadernillo” editado en áspero papel…amarillento con textos mimeografiados que se nos entregaba en la Oficina de Personal cuando ingresábamos a la “plantilla” de trabajo.
En la oficina, un tuboluz iluminaba tenuemente el espacio de un escritorio de brillante y pesada madera detrás del cual aparecía la figura del Encargado o Jefe de la Oficina.

Esta persona normalmente de gesto adusto participaba de la diaria ceremonia laboral vistiendo una túnica azul oscura, impecable camisa, ancha corbata y en su bolsillo superior sobresalía y brillaba “el canuto” que contenía su lápiz de trabajo… seguramente Faber…

La máquina de escribir y un negro teléfono tenían un lugar privilegiado en aquel escritorio. Había una pequeña ventana de vidrio corredizo con una base de madera brillante también, Por allí se deslizaban los “sobres de sueldo” cuando la ceremonia del pago. Allí descansaba también aquel grueso libro negro y foliado que era testigo fiel de las “entradas y salidas” del personal. A veces … un pequeño confesionario….
La función de ésta Oficina era el “control de Personal”. Asistencias, registros de tiempo, normas para faltar al trabajo, autorizaciones de salida, régimen de licencias, régimen de pagos de sueldos y jornales.
Un poco más avanzado en el tiempo y nuestra mirada, aparecen en escena nuevos vínculos y nominaciones tales como la Oficina de Relaciones Industriales.
Comienza a despertar la importancia del rol de la gestión de personas en la sociedad del trabajo que crecía a través de industrias manufactureras que generarían mayor crecimiento y desarrollo en la fuerza laboral.
Algunos temas fueron: Mayor productividad, mejora de las condiciones del trabajo, nuevas reglamentaciones laborales, comienzo de la aplicación de nuevos modelos de gestión, espacios de negociación y convenios con delegados Sindicales. Nuevo y profundo cambio. Aquella Oficina de Personal comienza a mutar en un Departamento con diferente nominación: Recursos Humanos. Esta denominación ha tenido cambios. Los Departamentos de RR.HH. se han volcado a la parte Humana del trabajador más que en la del recurso que pudiera significar. Ha nacido entonces la denominación de Capital Humano, no solamente por los Costos financieros que significan sino por la consideración del Talento de cada Trabajador considerado como un verdadero capital. Un poco más acá …será la Gestión Humana el término más adecuado.  Aquella pequeña Oficina incrementó su superficie, incorporó nuevos recursos técnicos, administrativos y de gestión. Se  especializan los roles y la formación de las personas que allí trabajan.
Máquinas de escribir eléctricas, pesados archivos de metal comienzan a desaparecer siendo sustituidos por las primeras computadoras. Grandes. Las tarjetas perforadas y el automatismo facilitaban tareas complejas como la liquidación de sueldos. Para el control horario de los trabajadores aparecen los relojes para “marcar” entradas y salidas en aquellas tarjetas que identificaban a cada persona.
Al comienzo estas marcas se realizaban a través de la operación de una “palanca” que el propio “funcionario” realizaba….posteriormente fueron eléctricas.

Tal vez algunos de ustedes retengan en su memoria (fundamentalmente aquellos que hayan estado en empresas con mucho personal y varios relojes) el rítmico concierto de chasquidos propios de cada marca. Sobretodo a la salida….!!

También comienza a verificarse un nuevo modelo laboral que transita desde la tarea unitaria, sistemática y repetitiva a diseñarse un nuevo modelo de trabajo multidisciplinario con nuevas competencias.
Aflora entonces, la necesidad del Trabajo en Equipo en donde se comparten responsabilidades y resultados. Logros y fracasos.
Se pone foco en la capacitación y el desarrollo de las Personas para mejorar su desempeño y competividad.
Avanza rápidamente la tecnología, se incrementan los niveles de comunicación, aparecen las “pantallas” y los sistemas inalámbricos…. Y aquel negro y pesado teléfono pasó a ser un elemento decorativo en muchos espacios.

Hoy, la pequeña Oficina (la del tuboluz) se ha convertido en una Gerencia Estratégica a la derecha de cada CEO en donde participan Profesionales de Relaciones Laborales, Contadores, Expertos en Seguridad, Psicólogos de diferentes Corrientes, Coaches, Médicos Laboristas, etc…

Sabemos que el Éxito (Final Feliz) de cualquier desarrollo empresarial se basa fundamentalmente en la capacidad, compromiso, idoneidad, pasión y talento de las Personas Humanas que la integran.

Han cambiado mucho, muchas cosas, pero lo que no ha cambiado es que tanto en aquella Oficina de Personal como en el espacio actual de un Gerente o Director de Gestión de Personas Humanas el centro de la ocupación y preocupación está en el Las Personas. Hoy fundamentalmente debemos procurar el crecimiento y desarrollo positivo de las mismas, buscando la plenitud de su capacidad y una participación multidimensional comprometida, creativa y FELIZ.

Aprendamos a sembrar desde la Gestión Humana para cosechar siempre un Final Feliz

Por Mario Uriarte, Integrante Comisión Fiscal ADPUGH|

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